En el andar por la vida

En el andar por la vida, lo importante no es lo que sucede, sino cómo lo interpretamos.

miércoles, 3 de enero de 2024

Si llega el momento

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Buenas, aquí estoy de nuevo porque una vez al año no hace daño y porque sorpresivamente, sigo teniendo mi "nocasa" y eso que el año pasado se cumplieron 10 años desde que empecé con este proceso de perderla, … ya veremos si llega el momento.

Tan solo me llaman de la empresa esa que me dicen que pertenece o lleva los asuntos del Banco y yo les repito lo mismo; es como un "déjà vu" (sentir que lo que pasa ya se ha vivido), solo que en mi caso es verdad que ya he vivido la misma conversación con personas distintas, porque en el transcurso de estos años me han llamado hombres y mujeres diferentes, eso sí, yo a todas/os les cuento lo mismo. 
Ya me he acostumbrado a ello; de vez en cuando, a la persona que le toca, me hace las mismas preguntas yo le respondo que hasta que no tenga una carta de los juzgados en la que me digan que me marche, no me voy a marchar y así desde que la casa se la quedó el banco y ya es mi "nocasa".

Ojo, que yo me alegro que sea siempre lo mismo, significa que aún tengo  "nocasa".

Si llega el momento de que me tenga que ir y con ello de escribir más y distinto en este blog, lo tendré que aceptar, pero, es curioso, al principio metí cosas en cajas (aun siguen en las cajas) porque creía que en 3 meses me tendría que ir y ahora, tras más de 10 años pienso en un "si llega el momento"

En mi proceso de vida y con esta experiencia del desahucio sobre las espaldas y tras casi 11 del inicio del mismo, pero unos18 desde mi decisión de separarme, he sido consciente este diciembre de que mi vivencia de ser desahuciada es el fruto de una violencia vicaria, que conlleva una violencia económica también. En el año 2021 calló en mis manos un panfleto por el cual indagué y me di cuenta que había vivido en una violencia económica, pero ha sido ahora cuando ha llegado a mí la información de lo que es violencia vicaria y he sabido que es eso en realidad, violencia vicaria, porque en mi vida, la repercusión no ha sido sólo a nivel de casa física, también ha sido económica, familiar, emocional y psicológica y lo que más pena me da, a nivel de formación de vida de mi hijo pequeño y a nivel relacional con mis hijos mayores que estaban en su mundo adolescente cuando yo me encontraba con mi mundo desmoronándose desde hacia tiempo (y yo sujetándolo como podía/sabía y con tres personas a mi cargo y sin parte de la responsabilidad paterna de mis hijos cubierta, … ¡qué bonito todo!).

Me han faltado conocimientos, me ha faltado saber, me ha faltado información, me ha faltado ver desde otro prisma distinto al que me habían enseñado desde pequeña; aunque a muchos y a muchas les suene mal, me han faltado las gafas moradas para mirar mi vida.

Yo he salido adelante bien que mal, yo he podido acceder a modos de salir adelante emocionalmente, yo llevo adquiriendo inteligencia intrapersonal muchísimos años, por lo que mis herramientas para salir de este proceso de desahucio y otros momentos mas complicados psicológicamente, han sido mayores a las que tenía mi hijo el pequeño y … esa es mi pena, mi hijo y lo que ha vivido y lo que ha provocado vivir. Mi pena es las consecuencias relacionales familiares surgidas de años de una violencia que por no ser física, no era visibilizada ni tan siquiera por mí, pero que no la viera no significa que no viviéramos sus efectos y que no vivamos sus secuelas.

Ahora, y mirando atrás en retrospectiva, me he dado cuenta de que no he identificado algunas señales como violencia vicaria y violencia económica, que aunque sabía que lo que vivía no estaba bien, tampoco lo identificaba como violencia de género, pero ahora le pongo nombre.
Sí, ya sé que no cambia nada del pasado, ya sé que lo hecho hecho está, … ya sé, pero haberle puesto nombre, haber identificado que me ha ocurrido ha supuesto un alivio emocional para mí, ha supuesto el saber que yo no me inventaba nada, que no es que yo viese las cosas equivocadamente, que no es que yo quisiera buscar líos donde no los había, que es que no soy culpable de lo que me han hecho vivir.

Soy responsable de mi ignorancia, de, como decía mi madre y como era mi madre, ser  "una canuta" (que me las dan todas), de como me decía una hermana, vivir en los mundos de Yupi.

No, mi cerebro no tenía la información suficiente y no podía pensar que la gente que se supone que te quiere y que te ha querido, pudiera actuar de mala fe, pudiera hacer daño como lo ha hecho, pudiera aprovecharse como lo ha hecho, … no, no he tenido capacidad de verlo. No he sabido. Y de aquellos barros, estos lodos.

Y con aquellos barros me refiero a la herencia patriarcal heredada de mi padre y de mi madre, de mi educación en la escuela y de mi entorno social; todo un aprendizaje de cómo ser mujer en una sociedad en la cual quien tiene el poder (como He Man) es el hombre. En fin si una hubiera nacido en una sociedad matriarcal, no hubiera vivido esta historia de andar en un desahucio por causas ajenas.

Si llega el momento de que tenga que sacar de mi "nocasa" las cajas hechas hace más de 10 años y las que tenga que hacer en ese momento, sabré que es una consecuencia más de una violencia económica que deriva de una violencia vicaria, fruto de unos hombres capaces de ejercerla (existen otro tipo de hombres con otras masculinidades) y fruto de mi educación patriarcal que me ha hecho no verla. Como se suele decir vulgarmente, ·"te jodes que te ha tocado" y …  "haberte empoderado antes".