¡Qué gran verdad! La ausencia de noticias, son buenas noticias...mejor aún que eso. En mi caso son unas excelentísimas noticias que tengo todos los días desde que ya otorgaron en propiedad mi hogar a otro.
Todos y cada uno de los días tengo que dar las gracias por seguir viviendo en mi no-casa y por estar recuperando parte de lo perdido. Ha esa conclusión he llegado hace tiempo y por si alguien no llega a captar el por qué de esta reflexión, me explico.
Soy una afortunada en estos momentos porque, por desgracia o por suerte, ya no tengo sobre mí el pago de la hipoteca de mi no-piso, ni tengo que pagar el IBI de mi no-piso, ni tengo que pagar la comunidad de mi no-piso (lo siento mucho por mis vecinos, la verdad, es una faena que el banco no se haga cargo).
Bueno, pues todo eso que no pago, es dinero que voy recuperando poco a poco; gastos mensuales que no tengo, dinero que inverti en lo que fue mi casa y ahora voy teniendo mes a mes al no pagar nada por vivir en la mi no-casa.
Como un fondo de inversión que voy recuperando en la madurez de la vida.
Tras tanta preocupación, hacer cajas con los libros, figuras de adorno y todo lo que no servía para el uso cotidiano por creer que en dos meses me echaban de mi casa, resulta que estamos en octubre del 2019 y aquí seguimos (este proceso se inició en el 2013, aunque empezó a gestarse en el 2012 a raíz de dejar de pagar la hipoteca por haberme quedado sin trabajo).
Nada más y nada menos que han pasado 7 años y, a la vez veo ese inicio tan lejano que parece que me ha tenido que pasar en otra vida.
Pensé que al cumplir mi hijo pequeño los 18 años se activaría el asunto; tener un menor de edad creí que podía haber sido un "salvoconducto", de hecho a la hora de subastar el piso, nadie ofertó por él porque en el argot de ese mundo, mi hogar era denominado un bien a subastar "con bicho" En febrero mi hijo cumplió su mayoría de edad y sigo sin noticias; ahora me digo a mi misma que seguimos siendo "bicho" hasta que no acabe de estudiar y se independice... ¡quién sabe el por qué!
Creí y pensé tantas cosas que no han sucedido con este tema de mi piso y tantas otras situaciones de vida, que me demuestran las circunstancias una vez más, que en conjeturas nos podemos perder y nunca vivir lo que conjeturamos y lo que es peor, que nos ocurre aquello que dice un famoso pensamiento de John Lennons "La vida es lo que sucede mientas estás ocupado haciendo otros planes".
¿Por qué me lío a hacer cajas en previsión de que en mi desahucio no me pille el toro? ¿Por qué el miedo? ¿Y por qué nos preocupamos tanto? Porque nos han enseñado que la preocupación es un signo de madurez y responsabilidad, cuando a mi entender y bajo mi experiencia, ha sido la ocupación lo que me ha resultado responsable y maduro.
Es cierto que al principio estuve preocupada y así me fue; con más de media casa metida en cajas que no se volvieron a abrir (siguen metidas en los altos de los armarios), ni se abrirán de momento porque si pude vivir sin ello tantos meses, ...¿para qué sacarlo ahora?
Cuando de la preocupación pasé a la ocupación, perdí la casa igual pero a la larga, la tranquilidad personal de haber hecho lo que he podido y la aceptación total de que ya mi casa pasó a ser mi no-casa donde vivo, me permite vivir mucho más feliz en el momento actual. No tengo casa, no...la tengo embargada y "sin embargo" sigo viviendo en ella, afortunadamente ¡Es impresionantemente sorpresiva y preciosa la vida!
Como me decía un amigo: ¡soy una ocupa de mi propia casa! y todo de manera legal porque aún no he recibido absolutamente nada. Ninguna notificación que me inste a dejar mi no-casa en una fecha determinada y como no tengo fecha, ahí seguiré hasta que llegue el momento,...si llega (en mi interior estoy casi convencida de que llegará, pero este pensamiento a día de hoy es otra conjetura más).
¿Qué me deparará el futuro? Pues no lo sé ni voy a inventar sobre ello, simplemente viviré lo que me toque vivir, ocupándome en hacerlo lo más tranquila que pueda y dando las gracias en mi ahora porque, un día más la ausencia de noticias, son buenas noticias.
Todos y cada uno de los días tengo que dar las gracias por seguir viviendo en mi no-casa y por estar recuperando parte de lo perdido. Ha esa conclusión he llegado hace tiempo y por si alguien no llega a captar el por qué de esta reflexión, me explico.
Soy una afortunada en estos momentos porque, por desgracia o por suerte, ya no tengo sobre mí el pago de la hipoteca de mi no-piso, ni tengo que pagar el IBI de mi no-piso, ni tengo que pagar la comunidad de mi no-piso (lo siento mucho por mis vecinos, la verdad, es una faena que el banco no se haga cargo).
Bueno, pues todo eso que no pago, es dinero que voy recuperando poco a poco; gastos mensuales que no tengo, dinero que inverti en lo que fue mi casa y ahora voy teniendo mes a mes al no pagar nada por vivir en la mi no-casa.
Como un fondo de inversión que voy recuperando en la madurez de la vida.
Tras tanta preocupación, hacer cajas con los libros, figuras de adorno y todo lo que no servía para el uso cotidiano por creer que en dos meses me echaban de mi casa, resulta que estamos en octubre del 2019 y aquí seguimos (este proceso se inició en el 2013, aunque empezó a gestarse en el 2012 a raíz de dejar de pagar la hipoteca por haberme quedado sin trabajo).
Nada más y nada menos que han pasado 7 años y, a la vez veo ese inicio tan lejano que parece que me ha tenido que pasar en otra vida.
Pensé que al cumplir mi hijo pequeño los 18 años se activaría el asunto; tener un menor de edad creí que podía haber sido un "salvoconducto", de hecho a la hora de subastar el piso, nadie ofertó por él porque en el argot de ese mundo, mi hogar era denominado un bien a subastar "con bicho" En febrero mi hijo cumplió su mayoría de edad y sigo sin noticias; ahora me digo a mi misma que seguimos siendo "bicho" hasta que no acabe de estudiar y se independice... ¡quién sabe el por qué!
Creí y pensé tantas cosas que no han sucedido con este tema de mi piso y tantas otras situaciones de vida, que me demuestran las circunstancias una vez más, que en conjeturas nos podemos perder y nunca vivir lo que conjeturamos y lo que es peor, que nos ocurre aquello que dice un famoso pensamiento de John Lennons "La vida es lo que sucede mientas estás ocupado haciendo otros planes".
¿Por qué me lío a hacer cajas en previsión de que en mi desahucio no me pille el toro? ¿Por qué el miedo? ¿Y por qué nos preocupamos tanto? Porque nos han enseñado que la preocupación es un signo de madurez y responsabilidad, cuando a mi entender y bajo mi experiencia, ha sido la ocupación lo que me ha resultado responsable y maduro.
Es cierto que al principio estuve preocupada y así me fue; con más de media casa metida en cajas que no se volvieron a abrir (siguen metidas en los altos de los armarios), ni se abrirán de momento porque si pude vivir sin ello tantos meses, ...¿para qué sacarlo ahora?
Cuando de la preocupación pasé a la ocupación, perdí la casa igual pero a la larga, la tranquilidad personal de haber hecho lo que he podido y la aceptación total de que ya mi casa pasó a ser mi no-casa donde vivo, me permite vivir mucho más feliz en el momento actual. No tengo casa, no...la tengo embargada y "sin embargo" sigo viviendo en ella, afortunadamente ¡Es impresionantemente sorpresiva y preciosa la vida!
Como me decía un amigo: ¡soy una ocupa de mi propia casa! y todo de manera legal porque aún no he recibido absolutamente nada. Ninguna notificación que me inste a dejar mi no-casa en una fecha determinada y como no tengo fecha, ahí seguiré hasta que llegue el momento,...si llega (en mi interior estoy casi convencida de que llegará, pero este pensamiento a día de hoy es otra conjetura más).
¿Qué me deparará el futuro? Pues no lo sé ni voy a inventar sobre ello, simplemente viviré lo que me toque vivir, ocupándome en hacerlo lo más tranquila que pueda y dando las gracias en mi ahora porque, un día más la ausencia de noticias, son buenas noticias.
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